Romeo y Julieta

“En la bella Verona esto sucede…”. Con este verso inicia la mayor historia de amor de todos los tiempos: Romeo y Julieta de William Shakespeare. ¿Alguien se atrevería a modificar esta afamada tragedia? El director Baz Luhrmann lo hizo, cambiando la espléndida Verona italiana por la Ciudad de México, el Puerto de Veracruz y Texcoco, Estado de México, lugares que convirtió en el escenario de su película Romeo y Julieta (1996). Esta cinta, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Claire Danes, es una versión postmodernista de la clásica historia de Romeo y Julieta, situada en tiempos actuales pero manteniendo el guión original de la obra renacentista. En ella, el odio entre las casas de los Montesco y los Capuleto se debe a su rivalidad como imperios empresariales y las espadas son reemplazadas por pistolas. Bajo esta visión contemporánea de Romeo y Julieta, la atemporalidad y disonancia es palpable hasta en las locaciones. Por ejemplo, la mítica escena en la que los amantes se conocen durante un baile de máscaras en la mansión de los Capuleto -la familia de Julieta- fue filmada en el Castillo de Chapultepec, en CDMX. En esta impresionante construcción palaciega del siglo XIX, que actualmente alberga el Museo Nacional de Historia, los protagonistas se miran por primera vez, se enamoran y firman su romántica sentencia de muerte. Las mejores escenas de amor -la boda secreta y los suicidios de los protagonistas- fueron filmadas en el Purísimo Corazón de María, una parroquia de grandes dimensiones y de aire gótico, ubicada en la calle de Gabriel Mancera, en la Colonia del Valle de la capital mexicana. Sin embargo, el momento más atípico de la cinta tiene lugar al final, cuando, en las playas de Veracruz -rodeada de palapas, restaurantes y tiendas de souvenirs- se da la muerte de Mercutio, el amigo inseparable de Romeo.

Hombre en Llamas

Al ver las tomas aéreas de Hombre en Llamas (2004) cualquier capitalino reconoce algunas de las zonas y edificios emblemáticos de la Ciudad de México, tales como el Paseo de la Reforma, la Catedral Metropolitana y la Torre Latinoamericana. En esta película también se muestran -desde una visión hollywoodense- las dos caras de CDMX: por un lado, la armoniosa mezcla de arquitectura colonial con rasgos de modernidad, y por otro, uno de sus mayores cánceres, la inseguridad. La película relata la historia de la familia Ramos que, tras un periodo de secuestros en la Ciudad de México, decide contratar a John Creasy (Denzel Washington), un guardaespaldas que tenía la misión de cuidar a su hija de nueve años, Lupita (Dakota Fanning). Poco tiempo después de entablarse una verdadera amistad entre ambos personajes, Lupita es secuestrada, por lo que Creasy, dominado por la venganza y descubriendo el corrompido sistema policial, decide rescatar a la niña y hacer justicia por mano propia. Gran parte de las locaciones que aparecen en distintas escenas responden a valiosos ejemplos arquitectónicos, así como a colonias y espacios de amplia tradición en la capital. Por ejemplo, se muestra el Parque de San Martín, ubicado en la Avenida México en la Colonia Condesa (famosa por la gran cantidad de cafés, restaurantes, tiendas, galerías y librerías) y la Plaza de Santo Domingo, muy cercana al Zócalo, al igual que otras calles del Centro Histórico. Asimismo, es destacable la imponente casona de estilo californiano -habitual en zonas como Polanco, la Condesa y Lomas- en la que habitaba la familia Ramos, la cual se encuentra en el Paseo de la Reforma.

Titanic

Una de las historias de amor más memorables de los últimos tiempos tuvo como escenario tierras mexicanas. La multipremiada cinta dirigida por James Cameron, que se centra en la relación de una joven pareja de distintas clases sociales a bordo del “inhundible” trasatlántico, supuestamente ocurre en las frías aguas del Océano Atlántico, en la ruta de Southampton a Nueva York. Sin embargo, realmente fue filmada en los Fox Studios Baja (construidos para realizar Titanic), ubicados en Rosarito, Baja California. Otras producciones que se grabaron en estos estudios son “Pearl Harbor” y “James Bond 007: El mañana nunca muere”.

007 Spectre

A través de una fantástica secuencia de persecución -que dura 11 minutos- es posible reconocer la bella Plaza Tolsá, enmarcada por el Palacio de Minería, donde cada año tiene lugar la feria del libro más antigua de América, y el imponente edificio que hoy alberga al Museo Nacional de Arte (MUNAL), que aloja pinturas y esculturas de diferentes escuelas artísticas de nuestra historia, y coronada por la espléndida estatua ecuestre de Carlos IV, conocida popularmente como El Caballito. Una vez que el mítico agente 007 (interpretado por Daniel Craig) emprende una espectacular corretiza para alcanzar al líder de una banda mafiosa, en medio de un supuesto desfile anual dedicado a celebrar el Día de Muertos en México, se pueden advertir también la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional y la plancha del Zócalo, sobre todo en aquella memorable escena donde un helicóptero cae después de que el detective Bond impide (obviamente) su escape.

El Vengador del Futuro

Protagonizada por Arnold Schwarzenegger, El vengador del Futuro es una de las películas más significativas en la historia del Metro de la Ciudad de México, pues en sus instalaciones se llevaron a cabo un par de escenas enérgicas, las cuales se combinan con un aura futurista. En la Glorieta de Insurgentes, la cual en la actualidad es usada como foro de conciertos para propuestas juveniles, el personaje principal toma un taxi conducido por un robot, pero eso no es todo, porque en el transbordo de la estación Chabacano se da un intenso enfrentamiento, con el cual se establece uno de los momentos más importantes de la trama. Otras locaciones de este filme inspirado en la historia del escritor Phillip K. Dick, fueron los Estudios Churubusco, el Colegio Militar, al sur de la ciudad, e incluso el hotel Nikko, en Polanco, la cual es una de las zonas más opulentas de la metrópoli.

Resident Evil: la extinción

Los zombis infectados por el Virus-T llegaron hasta los desiertos de México en zonas como Mexicali, La Rumorosa y San Felipe, en donde se filmó buena parte de esta película. Pero cuando se trataba de locaciones internas, los estudios Churubusco fueron el set de la cinta.

Kill Bill: volumen 2

El director de la cinta, Quentin Tarantino, dijo que uno de los retos más grandes de esta película fue tener que rodarla en tres países: Estados Unidos, China y México. Sin embargo, agregó que filmar la última parte en Careyes, Jalisco, fue como estar en el paraíso.